Nos alegra enormemente daros la bienvenida a este espacio!
Ha sido un año duro, con muchas limitaciones para la práctica docente y los procesos de aprendizaje en las aulas, pero como en toda situación de dificultad, aparecen ventanas de oportunidad y de aprendizaje y podemos decir que en este curso han sido muchas y fructíferas!!
Todo ello, gracias al trabajo y compromiso del alumnado y profesorado de los centros participantes en la segunda fase del proyecto ‘ECOHUERTOS ESCOLARES: Agroecología y soberanía alimentaria como motor de participación y movilización social’, que ha hecho posible este espacio en el que pretendemos mostrar el trabajo realizado por todas estas personas, niñ@s y adult@s, a lo largo de estos meses y desde distintos lugares y centros educativos. Lo que aquí os presentamos es pues, fruto de un recorrido conjunto entre en el Enjambre sin Reina y de un grupo de profesorado, que este curso, más que nunca, ha tomado la iniciativa y ha desarrollado este itinerario educativo que ha pretendido combinar aula, huerto y entorno local. El profesorado ha sabido adaptarlo y sacarle provecho a las situaciones particulares y potencialidades de cada centro, estableciendo sinergias con otros proyectos, programas o entidades e integrándolo en su trabajo como docentes a lo largo del curso escolar.
Hablamos nada más y nada menos que de procesos de investigación participativa y acciones de movilización social, a través de las cuales se han “aterrizado” en las realidades cotidianas, diversas problemáticas globales relacionadas con el sistema agroalimentario y las formas en las que habitamos los ecosistemas que nos sostienen. En todo este proceso, además del propio alumnado y sus profesores/as se han implicado otras personas y actores sociales del entorno local de cada centro educativo como familias, asociaciones, colectivos, ayuntamientos, comerciantes o agricultores/as, fortaleciendo el potencial de la escuela como agente de dinamización y articulación de procesos de aprendizaje colectivo y favoreciendo el desarrollo de capacidades del alumnado de intervención y transformación social en nuestro realidad local.
Comprender la manera en la que producimos, distribuimos y consumimos alimentos, nos ayuda a entender cómo funciona nuestro mundo. Pero además, la alimentación es un acto cotidiano y común para todos los seres humanos y está presente en muchas dimensiones de nuestras vidas e interviene en diversas fases de nuestro desarrollo como seres humanos (relacional, afectivo, psicomotriz, convivialidad, diversidad, saberes e identidades). Pero sobretodo, tomar la alimentación como vector educativo nos ayuda enormemente a trabajar desde un enfoque fundamental para la educación ecosocial, que tiene que ver con poner la vida en el centro y mostrarnos que nuestra existencia en condiciones dignas y saludables es profundamente dependiente de los ecosistemas y los procesos biofísicos que intervienen en la producción de alimentos, así como de todas las personas que están detrás de un plato de comida saludable, en una mesa digna, afectuosa y pacífica.